Sí, soy un demonio. Pero no uno cualquiera.

Yo soy un demonio muy especial: salgo en todos los libros de física, desde que ayudé a mi jefe, el Doctor Maxwell a explicar leyes de la termodinámica. Como me sobra tiempo, ahora me dedico a escribir un blog: Doctor Maxwell, supongo. Un blog sobre... mmm... sobre... bueno, ¡ya veremos lo que sale!


Alto ahí, quieto parao to el mundo... el que venga aquí buscando algo relacionado con algo satánico, en plan 666, el número de la bestia o cosas de esas, que sepa que se ha equivocado de sitio. El demonio de Maxwell no va por ahí haciendo maldades...

Pero ya que estáis aquí buscando secretos diabólicos, os voy a contar un par de curiosidades al respecto que me han contado mis primos los demonios del averno.

¿Por qué el número 666 es el número de la bestia? Su origen está en los ritos de la antigua civilización de Babilonia (también llamada Babel, la de la torre de Babel que aparece en la Biblia). Los babilonios eran grandes matemáticos y astrólogos, de hecho en su cultura, las matemáticas y la astrología están íntimamente unidas. De ellos hemos heredado conceptos como la semana de siete días (el siete era un número mágico para ellos), la división del círculo en 360 grados, los 12 signos del zodíaco y el 13 como número de la mala suerte.

En la religión babilónica había 36 espíritus o demonios menores gobernados por uno superior a todos ellos. Cada uno de ellos tenía un número asignado, del uno al 36. Para el jefe de todos ellos, se asignó el valor de la suma de todos los números del 1 al 36, que, como ya os estaréis imaginando, vale exactamente 666.

Los babilonios temían y adoraban a la vez a esos espíritus, y para protegerse de su ira portaban al cuello unos amuletos que consistían en un recuadro de 6x6 casillas, en cada una de las cuales se escribía un número del 1 al 36. Pero no se disponían de cualquier manera: para que el amuleto fuera eficaz tenía que tener propiedades mágicas. En el que veis a continuación, todas las filas, las columnas y las dos diagonales contienen números cuya suma es siempre 111. Es lo que en matemáticas se llama un cuadrado mágico.

Así pues, andando el tiempo, los dioses paganos de los babilonios fueron identificados por la religión judía y por los primeros cristianos como demonios, y el número 666 como “el número de la bestia” tal como aparece en el Apocalipsis.

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